Si no queremos pillar el primer resfriado, hemos de vestir la
cama a capas, como lo hacemos con nuestra ropa, para quitar y poner según
cambia la temperatura.
1. Una
cama a capas Lo hacemos con nuestra ropa al vestirnos, necesitamos
poder poner y quitar piezas para adaptarnos a los cambios de este tiempo tan
loco. En la cama usaremos mantas, colchas, plaids...Todas las posibilidades
entran en juego, repasémoslas. Lámpara de Cado, espejo de Sacum y alfombra de
Gra.
2. Las
colchas más frescas Son las grandes protagonistas de la cama de entretiempo. Se
utilizan con sábanas y las podemos encontrar en diferentes grosores que
determinarán el calor que generan. Las de verano suelen ser de algodón o lino y
sin relleno. Cuando el calor aprieta las recogemos a los pies de la cama, ahora
que refresca podemos combinar dos de diferente grosor y color. Banqueta de
Deco&Living, alfombra de Kenay, mesita de noche y lámpara de Maisons
du Monde.
3. Colchas
ligeras de piqué Son el siguiente escalón en grosor, aunque siguen
siendo muy ligeras porque no tiene relleno. Su característica principal es que
el motivo viene dado por el mismo sistema de tejido, creando
relieves. Aunque se encuentra en estampados, las de toda la vida son de
colores lisos y con motivos clásicos.
4.Otro gran clásico, el boutí Las colchas de boutí son más calurosas porque contienen un poco de relleno y como son acolchadas ya aportan un poco de volumen a la cama. Es habitual que sean estampadas. Las florales son un excelente todoterreno, diría que apetecen en cualquier momento del año, exceptuando el más crudo invierno. Mesita de noche de Carmen Caubet, lámpara de sobremesa, cuadro y espejo de Cottage Little House.
5.Los más frioleros, directos al nórdico. Podemos lanzarnos a la funda nórdica si tenemos rellenos de calidad que faciliten la transpiración y la regulación de la temperatura. Una buena idea es comprarse un relleno 4 estaciones. Consta de dos nórdicos de diferente gramaje que pueden usarse juntos o por separado con lo que consigues tres opciones de calor diferentes. Cama de roble y mesita de noche de Antima.
6.Las mantas han vuelto para quedarse Y no solo para quedarse recogidas a los pies de la cama, también para decorarla por completo. Cada temporada se van incorporando nuevos materiales y diseños. Las de punto, las de tercipelo, las de pelo largo, las de tweed de lana... Colcha modelo Tucana, manta modelo Reticulum y cojines de lino, todo de Teixidors.
7.Empezamos por los pies Por ahí solemos empezar a notar el frío y por esta razón a muchas personas les gusta tener un plus de calorcito. Toda la vida se habían confeccionada piezas especiales para los pies de la cama, pero actualmente se ha convertido en un foco de color del dormitorio junto con los cojines. Procura que sean ligeras para que no resulten incómodas. Cabecero desenfundable, banqueta, escritorio y alfombra de Mujika Interiorismo.
8.Calurosos contra frioleros Todo un clásico en las relaciones de pareja. Compartir cama a veces no es tan fácil, porque muchas no comparten las mismas sensaciones térmicas. Los plaids son una buena alternativa decorativa y práctica cuando necesitamos calor individualizado. Alfombra de Rug Company.
9.Mantas a pares Por suerte los nuevos materiales con los que se fabrican son infinitamente más ligeros y aportan más calor. Si no eres muy de nórdicos puedes tener dos mantas. Si contrastan así de bien, ya tienes tu cama decorada. Ideal si son del mismo material para combinarlas y medida para que sean realmente cómodas. Asegúrate que cuelguen lo suficiente, como una colcha. Cabecero de obra diseñado por Mäinities.
10.Otoño
con un punto muy natural Combinar blanco
con beige es una manera suave de entrar en el otoño. Mezclar
tonos naturales es fácil y efectivo. Y si a la combinación le añades la
textura y la temperatura del punto, todo encaja. Es muy polifacético,
funciona en muchos estilos (rústico, nórdico, urbano...), y puede ser de
algodón (más fresco) o de lana (más caluroso). Sábanas, plaid de lino y manta
de ganchillo de La Maison.
11.El color de las hojas Si nos encanta el blanco, una forma fácil de calentarlo en otoño es incorporar la gama que pasa por los ocres y los mostazas. La combinación seguirá siendo muy luminosa pero más cálida. Lámpara aplique y butaca de Ikea.
12.Rojizos
y calderas Cuando partimos de la ropa de cama beige, podemos
tirar más fácilmente hacia los rojos. Colores caldera, tejas, granates... Nos
mandan de nuevo a las hojas del otoño. En cambio, si te imaginas esta
misma foto con la ropa blanca, el contraste no resultaría tan cálido.
Cabecero a medida de Coton et Bois y espejo de Home Design Internacional.
En el resto de la casa podemos hacer de más y de menos, pero en el dormitorio, cuando empiezan a bajar las temperaturas, toca cambiar la ropa de la cama.
En invierno, como ya tenemos la calefacción encendida, todo se normaliza, la temperatura es constante y ya sabemos a qué atenernos cuando vamos a dormir, pero ahora andamos como locos subiendo y bajando las mantas de nuestros pies. Y lo hemos de aceptar y prepararnos para que así sea, si no queremos pillar el primer resfriado de la temporada.
FUENTE: ELMUEBLE
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