En obra nueva, se debe diseñar una vivienda que tenga una temperatura estable todo el año. La casa que compres ahora seguirá en activo dentro de 75 años. Si no es energéticamente eficiente, será una propiedad difícil de vender y de mantener. Invertir en un buen aislamiento y diseñar las ventanas con la mejor orientación son decisiones imprescindibles para lograr un mayor ahorro energético.
Aislamiento. Sin aislamiento en todas las superficies que dan al exterior y a espacios no calefactados, no hay ahorro de energía posible. De hecho, según un estudio de la compañía multinacional Saint-Gobain, dedicada al sector de la construcción, una vivienda europea con un aislamiento básico gasta alrededor de 1.000 euros en calefacción al año. Cuando se incrementa el espesor, pasa a gastar 360 euros; si es completamente hermética, el gasto baja a 120 euros anuales.
El aislamiento térmico se instala en todas las superficies que estén en contacto con el exterior –muros, cubiertas, forjados en voladizo o sanitarios–; en el interior, en medianeras, paredes que dan a espacios no calefactados, forjados entre viviendas y ambientes que lindan con los espacios comunes de un edificio.
Si no hablamos de obra nueva, en una casa unifamiliar la prioridad es aislar por el exterior, para corregir patologías en fachadas y cubiertas, como el sobrecalentamiento y enfriamiento excesivo de las superficies, los puentes térmicos, las condensaciones y la permeabilidad al aire.
Si la vivienda está en un bloque, existen dos actuaciones posibles. La primera consiste en realizar una rehabilitación energética de todo el edificio; la segunda, aislar individualmente por el interior. En este caso, lo mejor es instalar un trasdosado autoportante de yeso laminado separado de la pared. Luego, rellenar la cámara con aislante no hidrófilo y crear una circulación convectiva de aire en el trasdosado, que evitará condensaciones.
Carpinterías y vidrios. Hay que renovar las carpinterías exteriores, en función del clima y también del grado de exposición de la casa. Puedes elegir entre materiales más o menos aislantes. En el primer grupo están la madera y el PVC; en el segundo, el aluminio –al tratarse de un metal conductor, deja escapar parte del calor de la calefacción hacia el exterior.
Como el vidrio ocupa la mayor superficie en relación a la perfilería, conviene que tenga una transmitancia térmica baja –el calor que fluye entre dos ambientes. A medida que se incrementa el espesor de la cámara y se aumenta el número de lunas, mejora su capacidad aislante.
Para evitar sobrecalentamientos en ventanas, balconeras y techos de vidrio, es necesario proteger ventanas y fachadas del sol y del frío. Lo más efectivo son las contraventanas instaladas del lado exterior, que también controlan las pérdidas térmicas nocturnas en invierno. Y si vas a colocar persianas, aísla el cajón de enrollamiento.
Orientación de las ventanas. Si estás de obras, aprovecha la orientación sur, una fuente de calor gratuita. Abre nuevos vanos o libera de obstáculos los huecos que capten esta radiación, para reducir la potencia del equipo de calefacción. Elige materiales con inercia térmica –granito, adobe, ladrillo, hormigón–, que acumulen el calor solar.
Otra posibilidad es trabajar con invernaderos adosados al muro sur de la vivienda o galerías acristaladas. Parte del sol queda atrapado dentro del invernadero y se acumula en los materiales opacos que lo forman. Este calor gratuito te permitirá poner equipos de menor potencia o soluciones de calentamiento más económicas –estufas de doble combustión a leña.
Ventilación y aire acondicionado. Para bajar el consumo de aire acondicionado, aprovecha la ventilación cruzada, que funciona por la diferencia de temperaturas entre fachadas de distinta orientación.
Puedes agregar también ventilación en la cubierta, con toberas controladas mediante rejillas y ventanas de tejado.
Coloca un vano inferior de manera estratégica para que, funcionando conjuntamente con una ventana de tejado, extraiga aire caliente por efecto chimenea. La reducción de calor con respecto a una casa mal ventilada será de 5º a 7ºC.
Calefacción. La calefacción representa el 46% del gasto de energía doméstico. Empieza por ajustar la temperatura de la casa –en invierno, pon el termostato entre 21 y 22ºC, incluso, menos durante la noche. Por cada grado que subes, se incrementa tu consumo en un 7%.
¿Más ideas para un uso eficiente de la calefacción? Incorpora sistemas de regulación y control; divide la casa por zonas; y ajusta la temperatura de las habitaciones que menos uses con termostatos. Existen generadores eficientes, como las bombas de calor geotérmicas y aerotérmicas, las calderas de condensación y las de biomasa, como las de pellet.
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